lunes, 12 de febrero de 2018

Partida.

El último recuerdo que tengo de mi papá es del jueves 21 de diciembre. Ese día entraba al trabajo a las 4 de la tarde y estaba a punto de irme, esperaba el transporte que pasaba por mí todos los días. Esa imagen pasea por mi cabeza todos los días, taladrándome el corazón muy lentamente. El claxón del transporte sonó llamándome para irme, así que tomé mis cosas, mi mamá estaba en casa y yo corrí a la puerta, me detuve mientras me despedía y al mirar hacia el pasillo noté a mi papá acostado en su cama, donde había estado la última semana porque tenía complicaciones en su salud. Lo miré largo rato, pensando si debía ir a abrazarlo y besarlo, con un extraño sentimiento en el estómago, un vacío, ¿un anuncio?... pero no me acerqué, le sonreí y le dije: "Nos vemos mañana, papi".

Por la noche mi hermana me anunció que lo habían internado y estaba entubado, no volví a verlo despierto, no volví a ver su sonrisa ni a escuchar su voz... no recuerdo la última conversación que tuvimos ni de lo que hablamos, a veces siento que inclusive estoy olvidando cómo sonaba su voz. Al mediodía del 24 de diciembre mi papá partió para siempre, y yo no soy capaz de llorarlo como se debe, porque siento que debería esconderme cada vez que se me forma este nudo en la garganta.

Cuando recibí la noticia de lo del hospital supe dentro de mí que eso sería todo. "Él está en un lugar mejor", "ya no está sufriendo", "algún día todos estaremos juntos"... es fácil decirlo, las he memorizado todas, pero no las siento, este vacío me oprime con fuerza el corazón, mis lágrimas se sienten tan culpables y a veces hasta ridículas, lo siento todo y nada a la vez, ¿cómo puedes recuperarte de algo así?

¿Por qué no lo abracé más?, ¿por qué no le dije más veces que lo amaba?, ¿por qué no le agradecí en vida todo lo que hizo por mí? Las preguntas son intermiables y no hay respuetas, pero tampoco hay reclamos.

Casi dos meses sin mi papá y he perdido la noción del tiempo.

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