martes, 15 de diciembre de 2015

Treinta y uno

Hoy cumplo 31 años... lo equivalente tres niños de diez años, 31 bebés, una tercera parte de la vida de un anciano, la edad de mis padres cuando ya tenían una familia y buscaban una estabilidad. 31 primaveras, veranos, otoños e inviernos, más de once mil días y otras tantas horas.

Cada cumpleaños es necesaria una reflexión, ¿he vivido bien?, ¿tengo lo que merezco?, ¿trabajé lo suficiente?, ¿soy feliz?... pero pienso y me pregunto si esas cuestiones son necesarias, porque la única respuesta que al final valdrá realmente será la que llegue de la mano con la muerte, y no seré yo quien las conteste en el mejor de los casos.

A cambio de estas preguntas puedo decir que he aprendido mucho y sigo haciéndolo. Intento ser humilde todos los días, pero sin dejar el orgullo y mi espíritu de lucha. Soy agradecida aunque no lo diga en voz alta ni me arrodille todas las tardes. Pongo atención a los detalles, pero a veces soy despistada. Tomo decisiones con todo, hasta al pensar en la respuesta que yo considero prudente. Pocas veces me dejo llevar y siento que éste ha sido hasta ahora mi más grande error.

Tengo muchos miedos, casi todos relacionados a quienes me rodean y los cuales uso de pretexto para no ir aquí o allá. Pienso en los sentimientos del prójimo y a veces hablo deseando herirlos en lo más profundo, casi siempre en venganza. Cuando erro guardo silencio y enmiendo para mí, por vergüenza tal vez, pero siempre intento arreglarlo. Pienso en la gente que me ha olvidado y decido no acercarme para no molestarla (otro de mis errores).

No soy perfecta, no lo sé todo. Intento manejarme por el respeto, la honestidad, la bondad y el amor propio.

Hoy cumplo 31 años e intento estar orgullosa de mí misma, poco a poco lo conseguiré... siempre es necesaria una reflexión.

martes, 22 de septiembre de 2015

El silencio

De niños a muchos de nosotros nos enseñan a guardar silencio. "Si ves algo no digas nada", "no lo menciones", "cállate o te irá mal", "es mejor guardar silencio y no buscarse problmas" son algunas de las frases con las cuales nos silencian.

No soy una persona que guste mucho de participar en conversaciones, tal vez no por opción propia, porque en mi imaginación soy otra totalmente diferente, más amigable, más comunicativa, menos yo. En la realidad hago silencio, aguardo el momento para opinar y cuando lo hago espero que no me interrumpan, pero este mundo está lleno de gente que sólo sabe ser protagonista y cuando eso sucede decido sólo callar, porque no estoy para enfrentar una gran batalla por un montón de palbras que serán inútiles, pues ese tipo de personas no captan, sólo escupen.

En cuestiones familiares también callo, no porque quiera, me preocupo por mi familia y me gusta participar porque al menos tengo la impresión de que ayudo de algún modo, pero siguen mandándome callar. 

Vivo entre silencios, no es divertido, a veces es muy solitario, pero aprendí a comunicarme conmigo misma y con otros que viven dentro de mí y sé también están vivos, necesitados de una conversación, como yo.